FOLLANDO LA CARA DE UNA ACTRIZ PORNO EN LA CALLE Alicia Trece
Duración: 13:08
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Agregado: 2 semanas atrás
Descripción:
Reconocí a una famosa actriz porno mientras caminaba por la calle. Con su cabello rubio inconfundible y labios carnosos, no pude resistir la tentación. Me acerqué y, con una sonrisa, le pregunté si recordaba quién era. Ella, sorprendida pero divertida, asintió con una sonrisa pícara. Sin perder un segundo, le pedí si podía cumplir una de mis fantasías, y ella, siempre dispuesta, aceptó sin dudar.
Nos dirigimos a un callejón cercano. Ella se arrodilló frente a mí, mirándome con esos ojos que había visto en tantas de sus escenas. Liberé mi erección, que ella tomó en su boca con destreza. Sus labios carnosos envolvían mi miembro, moviéndose con una precisión que solo una profesional podría tener. Mis manos se enredaron en su cabello, guiándola al ritmo que yo necesitaba.
El sonido de sus gemidos ahogados y mis respiraciones entrecortadas llenaban el callejón, creando una sinfonía de lujuria. Finalmente, con un último y profundo empuje, llegué al clímax, sintiendo cómo mi cuerpo se estremecía de placer. Ella se levantó, limpiando sus labios con una sonrisa satisfecha. Le agradecí, aún sin aliento, y nos separamos con una promesa tácita de repetir la experiencia en otra ocasión. Fue un encuentro inesperado y extremadamente placentero, uno que recordaré por mucho tiempo. Alicia Trece
Nos dirigimos a un callejón cercano. Ella se arrodilló frente a mí, mirándome con esos ojos que había visto en tantas de sus escenas. Liberé mi erección, que ella tomó en su boca con destreza. Sus labios carnosos envolvían mi miembro, moviéndose con una precisión que solo una profesional podría tener. Mis manos se enredaron en su cabello, guiándola al ritmo que yo necesitaba.
El sonido de sus gemidos ahogados y mis respiraciones entrecortadas llenaban el callejón, creando una sinfonía de lujuria. Finalmente, con un último y profundo empuje, llegué al clímax, sintiendo cómo mi cuerpo se estremecía de placer. Ella se levantó, limpiando sus labios con una sonrisa satisfecha. Le agradecí, aún sin aliento, y nos separamos con una promesa tácita de repetir la experiencia en otra ocasión. Fue un encuentro inesperado y extremadamente placentero, uno que recordaré por mucho tiempo. Alicia Trece
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colombiana
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